Sabía que si quería cambiar algo en mi vida, tenía que hacer cosas diferentes. Pero no tenía ni idea de como empezar. Así que sin tener un plan muy claro comencé a viajar. Recorrí y viví en más de 20 países mientras me formaba en coaching, astrología, y otras herramientas de desarrollo personal.
Mi cabeza cambió. Las herramientas que aprendí me ayudaron a entender que yo podía crear lo que quisiera en mi vida. Para ese momento había logrado manifestar cantidad de cosas que eran mucho más grandes de lo que yo me imaginaba. Mi primer emprendimiento, mi propia exposición y subasta de cuadros, una charla TedX y ser invitada a eventos internacionales con personas que admiraba muchísimo, entre otras...
¡Finalmente lo había logrado!
Pero… ops! No todo fue color de rosa.
Si bien había manifestado en mi vida cantidad de cosas, me di cuenta que cada vez que lograba algo muy grande, enseguida lo perdía. Fueron años de llegar a la cima y luego caer al abismo, hasta que me di cuenta que era lo que pasaba: yo sentía que no me lo merecía.
Hablando con algunas personas, empecé a escuchar sobre temas de abundancia, y ahí fue que me di cuenta dónde estaba la clave de la cuestión.